jueves, 27 de junio de 2013

Querido Hermano

Dado el contenido de esta carta, me presento como católico, confirmado y humilde servidor del Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios Verdadero, creador de todo lo que existe. Le sirvo a Él y solo a Él.

Felicito a quien busca el bien. Son un testimonio de nuestra Fe. Al vernos acompañados de otras luces, de otros humanos, que con acciones dan su testimonio, vemos manifestada nuestra Fe en una realidad común. Cuando nuestros hermanos hacen evidente su búsqueda del bien y la verdad, vemos reafirmaciones, pues sabemos qué mientras más se camina por el sendero, este más evidente se hace. Aquí el testimonio ininterrumpido de hermano a hermano, desde Jesus, e incluso desde antes de Jesús.
Permitirnos buscar a Dios es permitimos ser felices. Esta felicidad viene de la mano con la voluntad de Dios. La verdadera libertad y la voluntad de Dios es una. Es un efecto natural de buscar amar al prójimo como a uno mismo, algo que solo posibilita la Fe, es decir, amando a Dios 1ro. Jesús, en su perfección Divina, redujo el mensaje a su forma más sencilla, más memorable, más digerible, más compartible. Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.
El gran mensaje de génesis, Adan y Eva eran felices antes de tratar de poner las cosas en sus propias manos. La creación es perfecta, y lo que sucede con la perfección es que si le sumas o le restas, estas corrompiendo la perfección.
A medida en que descubrimos el estado de gracia, nuestra realidad cambia y sin saberlo, empezamos a existir al ritmo del compás armónico de la creación.
Su silencio es nuestra libertad. La “imagen y semejanza”; los parámetros que nos hacen Hijos de un Dios, es que nosotros también tenemos voluntad. Y todo lo que se hace Amando a Dios y a nuestro prójimo, es libertad. Pues así como el pájaro canta y el perro ladra, el humano ama. Y liberado de todo lo que no es amor, nuestra búsqueda natural es hacia el amor. La afinación de nuestro ser para con la creación está en el amor. Lo que hacemos, decimos, pensamos, hablamos y TODO lo demás, nos acerca a amar o nos aleja de ello.
Las plantas, si las estimulas frotando su tallo o podando, allí donde más estimulo recibieron, crecerán más. Igual con las ideas y las palabras. Aun cuando alguien habla de “NO a DIOS”, está diciendo DIOS. Y es este el secreto de la oración, es un estado que nos lleva a afinarnos y armonizar con la sinfonía que es la creación.
Todo tallo que se poda, nace más fuerte. Es la vida, es el patrón en todo lo que crece y se propaga. Esta creación también es nuestro paraíso, es aquí también que manifestamos nuestra divinidad. El día que movamos montañas por Fe, nos parecerá tan natural como respirar. Y es que respirar también es un milagro. ;)
-Tu hermano.

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